El jefe de Estado se muestra
optimista cuando habla con sus funcionarios cercanos, pero cree que
"llevará mucho tiempo cerrar la grieta". Su sorpresa por los gritos y
el "odio" de la bancada K en el Congreso.
Mauricio Macri apeló en los
últimos días al mismo chiste frente a varios de sus interlocutores. "En la
Iglesia hay tres misterios: cuántos monasterios hay, cuánta plata tienen los
salesianos y qué piensa un jesuita", se divirtió el Presidente, según
confiaron algunos de los que lo escucharon.
El encuentro con el Papa
Francisco en Roma fue para el jefe de Estado la muestra más cabal de la grieta,
desnudada una vez más el martes pasado en el mensaje presidencial en el
Congreso. "Tienen que ver los comentarios de Facebook de la carta
maravillosa que escribió Marcos (Peña) sobre el encuentro con el Papa. ¡Lo
destrozan a Francisco!", se indignó Macri entre sus colaboradores.
El Presidente habló largo y
tendido con Francisco sobre la ruptura social y política en nuestro país, la
denominada grieta. El jefe de los católicos se mostró sorprendido por las
reacciones locales en torno al rosario de Milagros Sala. "Está todo el
mundo muy sensible en la Argentina", le contó el mandatario a su comitiva
que le dijo el sumo pontífice. ¿Será esa la explicación del gesto adusto de
Francisco en la foto oficial con el Presidente? Es una de las hipótesis de
Macri, que todavía no encuentra explicación, en especial porque, según él, el
encuentro en Roma fue diplomático y cordial.
"ME DIERON UN AUTO CON EL
MOTOR FUNDIDO, LAS GOMAS GASTADAS Y TODO ROTO"
A Macri le preocupa tanto la
grieta como la marcha de la economía o los pormenores de la herencia recibida
por la anterior administración. "Me dieron un auto con el motor fundido,
las gomas gastadas y todo roto. Esto fue una mezcla de incapacidad, inmoralidad
y la dosis de audacia más grande de la historia. El 80 por ciento de mis
ministros me putearon porque no fui más duro en la asamblea legislativa.
Estamos en un momento de refundación histórica. Nunca se vio nada igual.
Tenemos que salvar a la Argentina. Y todavía hay políticos que no entienden y
siguen buscando a ver como se salvan", es la queja presidencial más
repetida de los últimos días en los sucesivos encuentros con sus funcionarios.
El jefe de Estado todavía aún no
oculta la sorpresa por los gritos de la bancada K del martes pasado, tras el
duro relato en el que detalló el estado de la administración, frente a las
narices de los diputados que hasta hace pocos meses estaban al frente del
Estado. "Va a llevar mucho tiempo cerrar la grieta. Hay argentinos que se
han frustrado y que el kirchnerismo los arengó. Los gritos de la asamblea son
un retroceso espantoso. Al final trataba de no mirarlos para no salirme de eje.
En vez de reírse del chiste que les hice cuando repetí una parte del discurso,
levanté la mirada y vi a uno de ellos que tenía la cara desfigurada, llena de
odio", explicó Macri esta semana a un puñado de asesores en su remodelada
oficina de Olivos. El Presidente ya duerme en la casa de huéspedes de la quinta
presidencial. Espera mudarse definitivamente al chalet principal en los
próximos días: faltan los últimos retoques.
El momento más caliente de la
Asamblea Legislativa: los legisladores kirchneristas lo abuchearon cuando los
responsabilizó por la inflación
Tampoco ayuda al clima social y
político el llamado a indagatoria a Cristina Kirchner por la venta del dólar a
futuro dispuesto por el juez Claudio Bonadio para la segunda semana de abril.
Es al menos desacertado, según les confió Macri a sus funcionarios más íntimos
cuando se enteró de la noticia por la prensa. Sorpresa y desacuerdo fueron sus
dos primeras reacciones. Macri cree que la responsabilidad por el supuesto
delito que les imputan a los funcionarios del Banco Central y al ex ministro
Axel Kicillof no llega a la ex presidenta. Está convencido, según explican en
su entorno, que fue apurado y que en todo caso hay muchísimas más evidencias en
otros expedientes, como el del caso Hotesur. Bonadio es indomable y está enfrascado
en una pelea personal. Operadores judiciales como el presidente de Boca
Juniors, Daniel Angelici, no tienen injerencia en el despacho de ese juez.
Habrá que esperar los rebotes de
la ley del arrepentido que el mandatario planea enviar al Parlamento en los
próximos meses, de igual dureza que la brasileña, que por estos días tiene en
jaque al gobierno de Dilma Rousseff y al ex presidente Lula.
"LA DEROGACIÓN DE LA LEY
CERROJO SE VA A APROBAR SIN NADA A CAMBIO"
Al jefe de Estado le molesta
escuchar a algunos de los dirigentes que sostienen que su gobierno está
orientado a los más poderosos y que descuida a los más débiles. Según sus
asesores, el pronóstico es errado. Macri aplica entre sus colaboradores el
mismo argumento que utiliza en público: que los beneficios a los empresarios
redundarán en más inversiones y eso se traducirá en más empleo. Y que es
indispensable cerrar el capítulo con los holdouts. "Es como la luz en el
póker: hay que ponerla para empezar a jugar. Esto es igual: hay que cerrar el
tema de los holdouts para empezar a jugar", le graficó el viernes a parte
de su gabinete en una reunión en Olivos.
En ese sentido, está convencido
de que el debate parlamentario en torno a la derogación de la Ley Cerrojo
saldrá incluso bastante antes del 14 de abril, el último plazo dispuesto por la
Justicia norteamericana. A pesar de que el durísimo discurso legislativo del
martes pasado agitó las aguas entre los dirigentes del peronismo, en especial
en los que todavía reportan al kirchnerismo. "Se va a aprobar sin nada a
cambio. Confío en que vamos a sortear bien el debate parlamentario",
repite. Aunque no lo admita, el encuentro que esta semana tendrá lugar en Casa
Rosada entre el equipo político, encabezado por Rogelio Frigerio, y todos los
gobernadores estará teñido por este tema.
"EL PICO DE INFLACIÓN YA
LLEGÓ, EN EL SEGUNDO SEMESTRE ARGENTINA TIENE QUE CRECER, MAGIA NO PUEDO
HACER"
A Macri aún le cuesta digerir la
herencia, pero prefiere ser optimista, a pesar de los desbarajustes de la
economía. "El segundo semestre la Argentina tiene que estar creciendo. El
pico mayor de inflación ya llegó", se entusiasma ante su gabinete
económico, aunque aún no se definieron las paritarias y todavía restan aumentos
en algunos servicios públicos, como el transporte y el gas. Esta semana fue el
turno de los peajes y las naftas. La incógnita es cómo impactarán esas subas en
los precios y cuál será la reacción del sindicalismo, en especial porque el
Gobierno ya resolvió que la modificación en las escalas de Ganancias quedará
para el año entrante.
En ese esquema será fundamental
el rol de los empresarios, a los que Macri conoce a la perfección y con los que
persiste cierto recelo. "Los empresarios son empresarios, yo no creo en la
solidaridad. Ellos tienen que competir con reglas de juego claras, salir a la
cancha y que gane el mejor", suele repetir el Presidente en privado.
También machaca con que será fundamental la paciencia: "Magia no puedo
hacer", suele decirles a sus íntimos. El dilema es hasta dónde se estira la
herencia.
Escrito por: Federico Mayol fmayol@infobae.com
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