jueves, 6 de septiembre de 2018

REPUESTA DE LA IGLESIA CATÓLICA PARA GRUPOS RADICALIZADOS

Desde la Pastoral Social de la Diócesis de La Rioja, se emitió un comunicado respondiendo a grupos minoritarios radicalizados de Izquierda y pro aborto, que reclaman retirar imágenes sagradas de la religión católica de los edificios públicos.

En ese marco, intentaron en la Universidad Nacional de La Rioja, que en   asamblea de estudiantes fracasaron con el voto mayoritario en contra de sacar el santuario del rectorado, reaccionado con violencia verbal y física.

Texto del Comunicado:

La Pastoral Social de la Diócesis de La Rioja, y antes los hechos que son de público conocimiento expresa.

Vivimos tiempos de crispación, donde la discusión y las discrepancias no tienen el ánimo de lograr puntos de consenso o de coincidencias, sino que buscan diferenciar uno y otro grupo profundizando la grieta que enfrenta a los argentinos. Discutir, disentir, discrepar, tiene como única finalidad imponer nuestras propias convicciones y denostar las ajenas. Este ejercicio exasperado de la sana libertad a expresarnos nos lleva a buscar cualquier excusa que nos termina dividiendo como comunidad. En este marco se discute ahora sacar una imagen religiosa del edificio de la Universidad Nacional de La Rioja, como si tal circunstancia exorcizara todos nuestros males. Se vive este acto como si fuera una victoria o una derrota según el sector que lo logre, sin pensar que en cualquier grupo humano deben estar contenidas todas sus expresiones y convicciones. Sin embargo, no podemos olvidar que cualquier comunidad política tiene un presupuesto imprescindible: la convivencia. Esta se construye no por la uniformidad, sino básicamente sobre la aceptación de las diferencias. Y se sostiene no solamente en principios jurídicos de igualdad, libertad y tolerancia, sino también en sentimientos de amistad y fraternidad. El significado profundo de la convivencia civil y política no surge inmediatamente del elenco de los derechos y deberes de la persona. Esta convivencia adquiere todo su significado si está basada en la amistad civil y en la fraternidad. En este convencimiento, la comunidad política de la universidad pública no es laica o confesional. No es verde o celeste o naranja. Es todo eso. Es laica y es religiosa porque sus miembros piensan y sienten distinto. Y conviven en el seno de una comunidad que los debe contener en su diversidad, generando sentimientos de pertenencia al colectivo que amalgame un destino común. La educación qué se imparte en la universidad pública debe ser laica porque no puede sujetarse a una visión confesional en particular. Pero la comunidad política que la conforma tiene las distinciones propias de la diversidad cultural, social, histórica y personal de sus miembros. Tratar de uniformar a la comunidad política detrás de cualquier posición sectorial es renunciar a la posibilidad de la convivencia y apostar a la disgregación del colectivo. Sacar la imagen de la Virgen María se inscribe en el desconocimiento de la amistad y de la fraternidad como sentimientos que aglutinan a la comunidad. No es solamente una cuestión de tolerancia y respeto por el otro. Es aceptar, disfrutar y compartir que hay hermanos que sienten distinto a mí. No podremos fortalecer nuestra comunidad exasperando las diferencias. No es retirando la imagen de la Virgen María de la manera que podemos unirnos como cuerpo político. Por el contrario, es aceptando las diferencias, robusteciendo la fraternidad y la amistad civil la mejor manera en que podemos dar una repuesta eficaz al doloroso momento que vive nuestro País. Solo si nos unimos en el convencimiento de un destino común que acepte y contenga todas nuestras diferencias podremos superar todo aquello que nos daña como Pueblo. No podemos dejar de señalar que esta nueva implica también un desconocimiento del valor profundo que tiene la imagen de la Virgen María, que no solo es de veneración, sino que también es testimonio de valores que pertenecen a toda nuestra cultura, como son la solidaridad, la libertad y la justicia. La imagen de la Virgen María también nos impulsa a lograr estos valores. También nos llama a los católicos -junto a todos los que no piensan o sienten como nosotros- a levantar la voz por los que sufren, por aquellos que son desechados por un sistema de gobierno que se olvida de la persona como centro de la sociedad. De otra manera estamos derribando la imagen de Nuestra Madre cada vez que nos olvidamos de reclamar por los trabajadores de nuestra provincia despedidos en la Secretaría de Agricultura Familiar, por los miles de desocupados en todo el País, por la desfinanciación de las Universidad Pública, por los pobres que no podrán acceder a ellas, por la creciente cantidad de argentinos que viven sumidos en la pobreza y en la exclusión social. No es necesario sacar la imagen de la Virgen. Solo debemos llenarla de sentido. Necesitamos que su figura maternal nos ayude a los cristianos a sumar esfuerzos con aquellos que no lo son. Seamos capaces de caminar todos juntos, cada uno con sus convicciones, cada cual con sus sentimientos, pero juntos como comunidad política que puede convivir en sus diferencias y encontrar coincidencias que nos permitan lograr una sociedad justa.  
                                                                                    
La Rioja 4 de septiembre de 2018


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